Recuerda que llegó a socorrismo acuático con seis años, tras un error de su madre al apuntarle a natación, en un curso, en el que nadaban todos con churro menos él. Buscando una alternativa a aquel curso, ya perdido, comenzó sus entrenos con la Escuela de Socorrismo de Canterac, con un “gorro amarillo “, un color que todavía hoy defiende en los campeonatos.
No fueron comienzos fáciles para Nano, alumno de 1º de Educación Secundaria del Colegio Ntra. Sra. del Carmen de Valladolid. Era el más pequeño del grupo, iba en la cola y le toco sufrir, pero poco a poco, fue mejorando y en un año se colocaría a la cabeza tirando del equipo y marcando ritmo.
Entrena S.O.S lunes y miércoles en la piscina del barrio, en su memoria muchos compañeros que lo fueron dejando, muchos monitores y muchos largos a crol. Desde el año pasado, le convocan para hacer entrenamientos especiales en la escuela de alto rendimiento y también práctica en el río en verano con los nipper, la tabla de salvamento de playa.
El año pasado, fue mejor tiempo de escuelas de socorrismo de Valladolid y defendió el título al mejor socorrista con otros tres compañeros, entre ellos el campeón nacional, los cuatro de pucela, se trajeron en el campeonato de S.O.S en Edad Escolar, bronce en masculino selecciones provinciales, plata en relevos por equipo masculino y oro al mejor equipo masculino.
Este año Fernando vuelve a estar arriba en la clasificación, siendo 4º en la general y 8º mejor socorrista de Castilla y León. Acaba de competir de nuevo en el Campeonato en Edad Escolar consiguiendo oro al mejor equipo de S.O.S del torneo.
Desde hace dos años, dejando atrás a su equipo de hockey CPLV, comenzó a entrenar con el equipo de Waterpolo de Valladolid, entrena martes, jueves y viernes, más los partidos de los fines de semana, y lo combina con el socorrismo. No se olvida de aquellos primeros entrenamientos en los que sus compañeros waterpolistas “le pasaban por encima del agua, literal».
En el waterpolo ha aprendido a llegar a casa los viernes a las doce de la noche muy cansado, a luchar cada jugada, a que cada largo que subes y bajas cuenta, a no rendirse, a jugar en equipo. Es un deporte, apunta, muy duro, muy exigente, y que requiere estar en muy buena forma física para aguantar el partido.
Paso las pruebas para la selección de waterpolo de Castilla y León a los dos meses de entrar en el equipo, convirtiéndose en uno de los pocos alevines que competía en el campeonato nacional. De aquella experiencia se trajo muchas derrotas, mucho sufrimiento en el agua, muchos amigos y muchas ganas de seguir aprendiendo. Este año volvió a formar parte de la selección de WP de Castilla y León.
Le gustaría poder seguir entrenado en ambos deportes, que mejoraran las condiciones de entrenamiento del waterpolo en esta ciudad, para poder entrenar con balón siempre, y bajar sus tiempos, para seguir arriba de las listas y en cabeza de cada largo.