Hoy, a las nueve y media de la mañana ha llegado a nuestro colegio una visita muy especial. Y no ha sido una visita corta, sino que este símbolo tan especial, se ha quedado con nosotros durante toda la mañana, y ha sido signo de esperanza entre los alumnos y los trabajadores que estamos en el Colegio de Nuestra Señora del Carmen.
Probablemente, en las últimas fechas, si escuchamos el nombre de la isla italiana de Lampedusa, se nos hace difícil separarla de lo que está ocurriendo en el Mediterráneo, y no sólo en el mar que ha dado origen a las grandes civilizaciones de la historia, sino en esas mismas tierras que hoy están siendo arrasadas por la guerra, la injusticia y el olvido de nuestras sociedades occidentales.
Sin embargo, como toda noticia que llega a nuestros hogares, va a quedar ensordecida por otras muchas de carácter político, económico y social. Sabemos lo que pasa allí, pero al final,… Todo queda muy, muy lejos. Por eso, consideramos que es una oportunidad única que la Cruz que se hizo con restos de pateras que llegaron a esta pequeña isla italiana, haya estado durante todas estas horas entre nosotros.
Y, como toda buena visita, nosotros le hemos estado preparando una buena llegada y acogida. Durante toda la semana, hemos estado trabajando en las clases la migración de los seres humanos como salida urgente desde países de conflicto o de miseria extrema. Hemos estado viendo diversos testimonios de chicos desde las páginas de UNICEF, y hemos estado comentando la situación de sus países, las relaciones que se pueden establecer entre las familias y la dureza de emprender un viaje en el que no sabes el final, salvo las propias esperanzas e ilusiones.
Al final de la semana nos ha llegado ese gran día, y la cruz ya se encontraba preparada y dispuesta en el polideportivo, rodeada por unas pequeñas olas de papel que se han hecho en la escuela de infantil, y que representaban ese mar que tanta gente está recorriendo ahora mismo.
Poco a poco, cada nivel educativo se ha ido acercando a las horas que le corresponden. No se trata de ir todos en masa a ver lo que es aquello, a ver ese símbolo que para algunos niños de primaria era “aquello de la Medusa”. Se trata de que nos acerquemos en primera persona a las tablas que han sobrellevado la esperanza de tantas personas que han abandonado su tierra y su hogar. Y también se trata de que cada alumno presente su gesto y su reconocimiento para todas estas personas. Todos los alumnos hemos intentado ponernos en el lugar del otro y hemos escrito unas cartas dirigidas a aquellas personas que tienen que abandonar su tierra, su familia, sus espacios conocidos. En Primaria han construido con ellos unos barcos de papel que se encuentran entre las olas de la Cruz, y en Secundaria hemos mandado mensajes en una botella. Todos llenos de esperanza y de cariño.
Sólo nos queda esperar. Esperar a que movimientos de ayuda a los migrantes sigan creciendo en nuestras sociedades apoyados por las leyes basadas en los Derechos Humanos y en los gobiernos, que los deseos de acogida y de cariño que han aparecido hoy en nuestras cartas salgan adelante y que se hagan realidad entre los que se encuentran cercanos a nosotros y que también nos han contado lo duro que es salir de su tierra y dejar a los amigos atrás. Ha sido toda una experiencia vivida desde el corazón y para los corazones. Los alumnos y los trabajadores del Colegio de Nuestra Señora del Carmen están muy agradecidos por esta extraordinaria e inesperada visita, y le agradecen a la Diócesis de Valladolid el haber podido acercarnos la realidad de la migración a nuestro colegio.